Lewis Carroll – Diario de mi viaje a Rusia en 1867
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Lewis Carroll tenía treinta y cinco años cuando redactó este Diario de mi viaje a Rusia en 1867. Lo escribe entre Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo. Es el único viaje que Carroll hace fuera de su país. Aunque este diario se parece poco a las fantasías y las paradojas lógicas de sus otros libros, como la mayoría de ellos, éste también reproduce un clima onírico. Son apreciaciones que buscan consignar un asombro. Bruselas, Berlín, Potsdam, San Petesburgo y Moscú son pretextos para anotar simpatías y situaciones sociales, recorridos y vagabundeos.Descripciones sobre los hábitos extranjeros, listas y precisiones rodean estas entradas con horarios fechas y espacios. Como si se limitara a describir, casi catastróficamente, todo lo visto: teatros, palacios, museos, iglesias y sinagogas. Apunta en una de sus entradas: «Todo esto me va a servir más para recordar que para transmitir cualquier idea de lo que vimos».
Javier Fernández Paupy
- Federico Reggiani para Página 12: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-5784-2016-02-14.html
- Gonzalo León para Perfil: http://www.perfil.com/cultura/Turismo-para-degenerados-20151128-0098.html
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Descripción
Lewis Carroll tenía treinta y cinco años cuando redactó este Diario de mi viaje a Rusia en 1867. Lo escribe entre Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo. Es el único viaje que Carroll hace fuera de su país. Aunque este diario se parece poco a las fantasías y las paradojas lógicas de sus otros libros, como la mayoría de ellos, éste también reproduce un clima onírico. Son apreciaciones que buscan consignar un asombro. Bruselas, Berlín, Potsdam, San Petesburgo y Moscú son pretextos para anotar simpatías y situaciones sociales, recorridos y vagabundeos.Descripciones sobre los hábitos extranjeros, listas y precisiones rodean estas entradas con horarios fechas y espacios. Como si se limitara a describir, casi catastróficamente, todo lo visto: teatros, palacios, museos, iglesias y sinagogas. Apunta en una de sus entradas: «Todo esto me va a servir más para recordar que para transmitir cualquier idea de lo que vimos».
Javier Fernández Paupy
- Federico Reggiani para Página 12: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-5784-2016-02-14.html
- Gonzalo León para Perfil: http://www.perfil.com/cultura/Turismo-para-degenerados-20151128-0098.html
Fragmento
«Esta noche, al subir a mi habitación, descubrí que no había agua para la mañana ni toalla; y para agregar nerviosismo a la situación, la campana (que habría llamado a un mozo alemán) se negó a sonar. En esta agradable emergencia tuve que bajar y encontrar un sirviente que, por suerte, era el encargado de mi pasillo. A él me dirigí con esperanza, en alemán, pero no sirvió de nada: sólo sacudió salvajemente la cabeza, por lo que me vi obligado (en una rápida consulta del glosario) a hacer mis pedidos en ruso, lo que hice en un estilo muy simple, ignorándolo todo menos las palabras principales».