Saer – Una forma más real que la del mundo

$ 34,800

Colección Campo Real ‖ 232 págs. ‖ 14 x 21 cm.

A

La publicación, a principios de los años 90, casi en continuado, de El río sin orillas, Lo imborrable y La pesquisa y la reedición, a partir de entonces, de toda su obra –que ya sumaba una extensa decena de títulos– en una de las mayores editoriales de la Argentina promovió una inusitada presencia de Juan José Saer en los medios gráficos: anticipos de sus nuevos libros, anticipos de los viejos libros agotados o descatalogados, reseñas y entrevistas. Muchísimas entrevistas. El adorniano Saer, aquel que parecía haber hecho propia la figura de Witold Gombrowicz –“el escritor no es nada, nadie”– se somete, en Una forma más real que la del mundo, a las exigencias de la industria cultural.Los entrevistadores quieren saber. Y puestos a saber, quieren saber todo. Desde el argumento de Nadie nada nunca hasta si Saer “se considera un hombre feliz”. Sin embargo, toda la parafernalia de la intimidad del autor queda resguardada detrás de una potente figura que va siempre detrás de su obra. Y lo personal, lo íntimo, queda reducido a lo que los cronistas “ven” antes de que empiece la conversación. Si está descalzo. Si tiene puestas unas sandalias franciscanas. Si los zapatos parecen viejos. Si la camisa está entreabierta. Si tiene puesta la misma ropa que “ayer”. Si toma whisky. Si toma agua. Si fuma mucho. Si está en su casa, en París. O en la casa de unos amigos (en Buenos Aires, o en Colastiné). O en un bar. O en un hotel. O en un auto. Inmediatamente después de esa impresión de superficie, que es todo lo que Saer “deja ver” a sus interlocutores de ese otro que también es él, se pone a hablar.

Martín Prieto

Adquirí Una forma más real que la del mundo, de Juan José Saer y recibilo en la comodidad de su hogar. Además, llevando cinco libros o más, el envío es gratis a todo el país y también, comprando 3 o más, en CABA.

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Prensa:

ISBN: 9789873728372 Colección: Etiqueta:

Descripción

Colección Campo Real ‖ 232 págs. ‖ 14 x 21 cm.

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La publicación, a principios de los años 90, casi en continuado, de El río sin orillas, Lo imborrable y La pesquisa y la reedición, a partir de entonces, de toda su obra –que ya sumaba una extensa decena de títulos– en una de las mayores editoriales de la Argentina promovió una inusitada presencia de Juan José Saer en los medios gráficos: anticipos de sus nuevos libros, anticipos de los viejos libros agotados o descatalogados, reseñas y entrevistas. Muchísimas entrevistas. El adorniano Saer, aquel que parecía haber hecho propia la figura de Witold Gombrowicz –“el escritor no es nada, nadie”– se somete, en Una forma más real que la del mundo, a las exigencias de la industria cultural.Los entrevistadores quieren saber. Y puestos a saber, quieren saber todo. Desde el argumento de Nadie nada nunca hasta si Saer “se considera un hombre feliz”. Sin embargo, toda la parafernalia de la intimidad del autor queda resguardada detrás de una potente figura que va siempre detrás de su obra. Y lo personal, lo íntimo, queda reducido a lo que los cronistas “ven” antes de que empiece la conversación. Si está descalzo. Si tiene puestas unas sandalias franciscanas. Si los zapatos parecen viejos. Si la camisa está entreabierta. Si tiene puesta la misma ropa que “ayer”. Si toma whisky. Si toma agua. Si fuma mucho. Si está en su casa, en París. O en la casa de unos amigos (en Buenos Aires, o en Colastiné). O en un bar. O en un hotel. O en un auto. Inmediatamente después de esa impresión de superficie, que es todo lo que Saer “deja ver” a sus interlocutores de ese otro que también es él, se pone a hablar.

Martín Prieto

Adquirí Una forma más real que la del mundo, de Juan José Saer y recibilo en la comodidad de su hogar. Además, llevando cinco libros o más, el envío es gratis a todo el país y también, comprando 3 o más, en CABA.

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Fragmento

–La suya es una obra fragmentada. Muchos de sus cuentos, relatos o novelas son segmentos de un todo. Un todo que podemos llamar “universo saeriano”. ¿Qué caracteriza a ese universo?
–Yo tengo una visión de mis libros todavía más fragmentaria de la que tienen los lectores. Basho, el poeta japonés, describe su poética como compuesta de un elemento estable y un elemento fluido. Esto, creo, es válido para el arte en general. En la música, Bach es un ejemplo. En él encontramos un sistema muy codificado, y en el interior de ese sistema hay una serie de innovaciones, de cambios. En cada repetición hay algo nuevo. Así en mis libros. Y no lo digo en cuanto a la realización efectiva de mi proyecto, sino en cuanto a mi intención. Por eso en mis libros aparecen elementos que ya han aparecido en otros, acompañados siempre de algún elemento nuevo. El elemento nuevo es casi siempre el protagónico. En Lugar, por ejemplo, hay un relato que empieza cuando termina La pesquisa. Los personajes que salen del bar de La pesquisa se encuentran con un nuevo personaje, y a partir de allí se inicia el relato. Es un sistema en el cual hay muchas galerías, muchas formar de abordar, entrar, salir, y siempre cada uno de los tramos de ese sistema está inacabado, no tiene un sentido definido, todo se va construyendo, digamos, hacia una inconclusión final. El sistema quedará inacabado por naturaleza. Creo que esto se aproxima más a nuestra relación con el mundo real que esas novelas que empiezan con el nacimiento del héroe y terminan con su muerte.