Tres poemas de «El cansador intrabajable»

La literatura chilena, tan prestigiosa en Chile, no tiene más de cinco nombres válidos, eso hay que recordarlo como ejercicio crítico y autocrítico. También hay que recordar que en la literatura siempre se pierde, pero que la diferencia, la enorme diferencia, estriba en perder de pie, con los ojos abiertos, y no arrodillado en un rincón rezándole a San Judas Tadeo y dando diente con diente. La literatura, supongo que ya ha quedado claro, no tiene nada que ver con premios nacionales sino más bien con una extraña lluvia de sangre, sudor, semen y lágrimas. Sobre todo con sudor y lágrimas, aunque Bertoni seguro que añadiría el semen.

Roberto Bolaño

Claudio Bertoni, El cansador Intrabajable, Mansalva, 2014
Claudio Bertoni, El cansador Intrabajable, Mansalva, 2014

MI BAÑO DE TINA

Envuelto en mi sábana de baño
Medio tiesa de almidonada y blanca
Voy camino del baño de tina
Por el pasadizo alfombrado
Entro en el comedor
Entra el sol
Dando bandejas de oro en los muros
Dando un flamígero mandoble
En el canto de cabinets y anaqueles
Condecorando respaldos
El aire mece las cortinas
Como el ruedo de una modelo en primavera
Ando entre los vítores
De conocidos y conocidas
En kimonos
En saltos de cama
En batas de levantarse
En pijamas de sus maridos
En mañanitas
En calzoncillos y zapatos
Con el platillo en una mano
Y la taza con desayuno en la otra
O anudándose las corbatas
Unos me saludan
Otros me aplauden
Como si fuera una gracia
Me arrojan papel picado
Como si fuera un astronauta
Sentado en un Cadillac descubierto

Me arrojan flores
Como si fuera un torero
Envuelto en la toalla medio tiesa
Voy camino del baño de tina
Por el pasadizo alfombrado
Diviso al fondo la puerta de algodón
Se abre majestuosamente
Inundando la nívea porcelana de los sanitarios
A mis espaldas se oye la secuela evanescente aún
De vítores respetuosa y suavemente amortiguados

Por la delicadeza de la puerta
Para recoger los ruedos
De su vestido de terciopelo.

Londres 1973

EXTASIS MATINAL

Basta levantar la mano y tocar el muro
Música selecta no identificada
Y música de los cubiertos

Un brindis junto al piano caoba
En el living umbroso
Circunferencia de cristal Partida en 2:
–Miti miti–
Rebosante de uvas

Encima del mantel blanco
Claveles y crisantemos

Levanto la mano
Y toco el muro
Aturdido por el sol

Entro desnudo al living
Al mismo tiempo
Que una polera blanca de hilo

¡Extasis matinal!

4/72.
(para Bruno)

CECILIA

Cuando te abrazo
Y tarareas sin darte cuenta
Una canción que se transforma con el tiempo
En una línea melódica simple y monótona
Que sube y baja de a poco
Suavemente como el ruedo de una duna
Y tú no te das cuenta del cambio
Y no te das cuenta de lo que cantas
Y no te acuerdas de lo que gimes
Yo al contrario
Escucho minuciosamente tu lamento
Y lo sigo garganta adentro
Pulmones adentro
Y corazón adentro
Y lo veo saliendo fino
Entre las grietas de tu cerebro
Como una vertiente de agua
Llevando arena y arcillas
Y cada instante que pasa
Y cada milímetro de música que cantas
Veo que nace de ti
Y de tu conciencia
De la inteligencia de tus manos
De tus brazos
De tus glándulas
Y no es casualidad en absoluto
Y no es banal en absoluto
Y no es sinsentido en absoluto
Y no se pierde en absoluto
Y sobre todo
No es como un pie o una mano
A los que nadie mira nunca
Pero al contrario
Es como un brazo
Al que la piel que lo cela
Guarda siempre

8/73. Londres.

Claudio Bertoni