Transcribimos a continuación tres poemas de Leónidas Lamborghini presentes en El genio de nuestra raza. Las reescrituras.
EL GAYO FANÉ
El gayo Fané
en la madrugada:
visto en la madrugada
por la fiera del tiempo que
lo chifla.
La fiera del tiempo
chifla al gayo Fané
y la hace ver:
la Belleza cascajo. Teñida.
la Belleza chueca. la Belleza
dos cuartas. picoteada.
cachivache.
La Belleza percha. des-
cangayada. la Belleza
nuez: bajo. deshecha.
El gayo Fané
en la madrugada
chiflado por la
fiera del tiempo
se ve:
un mendigo
un desplumado
un ruin
un de rodillas.
El chiflido
de la fiera del tiempo
en la madrugada. el chiflido
que hace ver. que chifla.
El suicidio
del gayo Fané:
chiflado.
VINCENT
–en camino: el dibujo del sendero bordeado de espinas.
me he dicho: ¡surgirás!: garabateo. ¿estéril?
la Naturaleza se resiste. espinas del sendero. la
Naturaleza
con tenacidad: hay que reducirla: captarla. una lucha. las
líneas principales. me he dicho: ¡surgirás todavía! ¡parirás!
¡de la miseria parirás! ¿jamás?: me he dicho: de
las energías de la miseria. ¡surgirás! ¿no? ¿lo lograrás?: de
la energía que las espinas. la
Naturaleza: hay que poner un poco del alma humana
allí. la
Naturaleza: se resiste. espinas. una lucha. una
tenacidad. con tenacidad: es necesaria. mano
firme. el lápiz más dócil. un poco. ahora. más de acuerdo.
garabateo. me digo: ¡hay que poder!. el estudio
constante. el estudio cuidadoso. el estudio repetido. el
dibujo: una lucha tenaz. con
el tronco tenaz del esqueleto tenaz: una lucha. con
la cabeza tenaz del esqueleto tenaz: una lucha. con
las piernas. con la pelvis tenaz. una lucha. ahora: poco
a poco. más
de acuerdo. en camino. el
camino es: estrecho. la puerta es: estrecha. la Naturaleza: se
resiste. ¡hay que reducirla! ¡hay que captarla! hay
leyes: ¡aprendo a ver las líneas principales! me he dicho:
¡hay que poder!. me he dicho: ¡no te dejes despistar!: las
líneas. las principales. buscar. buscar. ahora el lápiz más de
acuerdo. más y más. ese sauce. me digo: concéntrate
en ese árbol. me digo: ¡atención! me digo: no
te dejes despistar: ¡es un ser vivo! me digo: ¡hay
que poner un poco del alma humana allí!: esa herida.
LA ESPADA, EL BÁCULO
I
lo que vencida por la edad: la espada.
lo que se queja: el báculo más corvo y menos. lo que
la sombra hurta. los ojos
que no hallan.
el recuerdo menos. la espada
menos.
II
por quien caduca ya: más corvo y.
lo que no halla
en qué. la espada menos fuerte. lo quejoso del báculo.
lo que la muerte desmorona: ojos.
III
recuerdo de la muerte: los arroyos
del yelo. lo que la sombra. los despojos. el
yelo en que los ojos. el monte. la espada. ya:
de yelo.
IV
lo que la sombra hurtó: la luz.
la espada de la luz. lo más del báculo.
los muros fuertes. la edad por quien:
la valentía.
V
el sol bebía: los arroyos. los ganados ya
desmoronados. el yelo de los ojos. del báculo. el yelo
del monte. de la sombra.
V
mas de esotra parte: gloriosamente
médulas ardiendo. gloriosamente venas.
gloriosamente cuerpo desatado. polvo y
ceniza: gloriosamente ardiendo.
VI
de esotra: un Dios-Toda-Llama
que ama nadando
enamorado. un Dios-Ama
que ardiendo: con médulas. con venas. con humor: el
respeto perdido a ley severa. la llama
que nada. un Dios-Ama nadando enamorado
en Agua Fría. Un Dios Todo que es Cuerpo
Enamorado.
VII
mas no de estotra parte: ley severa
que puede:
cerrar los ojos.
VIII
mas de esotra parte en la ribera:
Llama que nada y Nada
en Agua Fría: tendrá sentido.
memoria Nada ardiendo desatada: tendrá sentido.
Cuerpo en llama que sabe
nadar Nada en Agua Fría: tendrá sentido.
polvo-Nada: ceniza-Nada ardiendo: tendrá sentido.
Dios-Ama que nada
y llama Nada:
tendrá sentido.
“el gayo fané”
Reescritura de la letra de “Esta noche me emborracho”, de Discépolo. Publicada originalmente en Verme y 11 reescrituras de Discépolo (1988) y republicada en Las reescrituras (1996).
“Vincent”
Reescritura de distintos pasajes de las Cartas a Théo, de Vincent Van Gogh. Publicada originalmente en Las reescrituras (1996), dentro de la sección “La palabra en la hoguera”.
“la espada, el báculo”
Reescritura del soneto “Miré los muros de la patria mía”, del poeta barroco español Francisco de Quevedo. Publicada originalmente en El riseñor (1975), luego recogida en Episodios (1980), Las reescrituras (1996) y en El jugador, el juego (2007).