Juan Emar – Diez
$ 34,800
Colección Poesía y Ficción Latinoamericana ‖ 176 págs. ‖ 14 x 21 cm.
«Conocí íntimamente a Juan Emar sin conocerlo nunca. Él tuvo grandes amigos que nunca fueron sus amigos. Mujeres que no pasaron más allá de su piel. Afines que lo toleraron como a un largo escalofrío. Era un hombre callado, socarrón, singular. Fue un gran ocioso que trabajó toda su vida. Andaba de país en país, sin entusiasmo, sin orgullo ni rebelión, desterrándose por sus propios decretos. Ahora se trata de descubrir a nuestro aparente apátrida, y otorgarle lo que no tuvo: la nacionalidad del amor».
Pablo Neruda
«Juan Emar, así como Marcel Proust, no consideraba a la literatura como su ‘haber’ sino como su ‘deber’ y en ella ambos reconocieron su destino: el uno, contando los días que había vivido, y el otro contando con los días que viviría».
Braulio Arenas
«La obra de Juan Emar puede asociarse a la de Raymond Roussel y anticipatoriamente a la de Gombrowicz: un surrealismo mecanicista y maniático, un encanto raro, patafísico, emparentado con el de otros grandes solitarios como Efrén Hernández, Pablo Palacio y Macedonio Fernández».
César Aira
Descripción
Colección Poesía y Ficción Latinoamericana ‖ 176 págs. ‖ 14 x 21 cm.
«Conocí íntimamente a Juan Emar sin conocerlo nunca. Él tuvo grandes amigos que nunca fueron sus amigos. Mujeres que no pasaron más allá de su piel. Afines que lo toleraron como a un largo escalofrío. Era un hombre callado, socarrón, singular. Fue un gran ocioso que trabajó toda su vida. Andaba de país en país, sin entusiasmo, sin orgullo ni rebelión, desterrándose por sus propios decretos. Ahora se trata de descubrir a nuestro aparente apátrida, y otorgarle lo que no tuvo: la nacionalidad del amor».
Pablo Neruda
«Juan Emar, así como Marcel Proust, no consideraba a la literatura como su ‘haber’ sino como su ‘deber’ y en ella ambos reconocieron su destino: el uno, contando los días que había vivido, y el otro contando con los días que viviría».
Braulio Arenas
«La obra de Juan Emar puede asociarse a la de Raymond Roussel y anticipatoriamente a la de Gombrowicz: un surrealismo mecanicista y maniático, un encanto raro, patafísico, emparentado con el de otros grandes solitarios como Efrén Hernández, Pablo Palacio y Macedonio Fernández».
César Aira