Albertina Carri / Juliana Laffitte – Retratos ciegos
$ 23,800
Poesía y Ficción Latinoamericana ‖ 154 págs. ‖ 14 x 21 cm.
Retratos ciegos, de Albertina Carri y Juliana Laffitte, reúne poemas de una singularidad excepcional y dibujos hechos sin mirar, expresionistas, como si los ojos cerrados de la artista fueran una cámara oscura que registra el silencio que duerme en cada palabra. Este libro, como suele pasar con los pequeños tesoros, es un descubrimiento, una unión feliz de psicodelia, delicadeza y sensibilidad. Porque en este cruce de hemisferios se conjuga una tercera dimensión en la que se revela el gran secreto de la amistad.
Francisco Garamona
Las líneas bien valen un relato. Puestas de manera desnuda, a la vista, son mucho más que relatos. Se afirman, se niegan, se anudan, se afianzan, se cruzan, se erizan, se desdoblan, se multiplican. En una estabilidad impaciente, de recorrido por las calles, sin aliento, con palabras que tiemblan al lado. “El miedo a todo, los labios ávidos”. Unidades plurales, introspectivas y solicitantes. Clocks are clouds, decía algún lógico. Como cualquiera de las semejanzas, estas reconocen su altura de retratos ciegos, en espiral, de Frank Auerbach a Stevie Smith, la irremplazable gesticulante. Y acentúan apenas –atenúan– esa urbana incredulidad que ronda las contratapas.
Luis Chitarroni
En Retratos ciegos, una zapatilla tirada en la calle le pregunta a la otra: contame… ¿de dónde venís?
Hoco Huoc
Del cuerpo papel/dibujo, al cuerpo papel/palabra –donde un ojo pierde la vista, el otro lo repone deformado– el pasaje es eléctrico, tiene la velocidad del deseo. Más allá de la fulgurante revelación poética de Carri y del trabajo asombroso y espectral en las imágenes de Laffitte, el dibujo/poema –esa conversación– es la singularidad, la criatura del cuerpo prodigioso: forma, palabra, recuerdo/mirada, línea, sexo/mancha, risa, piel; galvanizados. Así la criatura abre la boca y nos muestra su lengua intrépida.
Mercedes Araujo
Descripción
Poesía y Ficción Latinoamericana ‖ 154 págs. ‖ 14 x 21 cm.
Retratos ciegos, de Albertina Carri y Juliana Laffitte, reúne poemas de una singularidad excepcional y dibujos hechos sin mirar, expresionistas, como si los ojos cerrados de la artista fueran una cámara oscura que registra el silencio que duerme en cada palabra. Este libro, como suele pasar con los pequeños tesoros, es un descubrimiento, una unión feliz de psicodelia, delicadeza y sensibilidad. Porque en este cruce de hemisferios se conjuga una tercera dimensión en la que se revela el gran secreto de la amistad.
Francisco Garamona
Las líneas bien valen un relato. Puestas de manera desnuda, a la vista, son mucho más que relatos. Se afirman, se niegan, se anudan, se afianzan, se cruzan, se erizan, se desdoblan, se multiplican. En una estabilidad impaciente, de recorrido por las calles, sin aliento, con palabras que tiemblan al lado. “El miedo a todo, los labios ávidos”. Unidades plurales, introspectivas y solicitantes. Clocks are clouds, decía algún lógico. Como cualquiera de las semejanzas, estas reconocen su altura de retratos ciegos, en espiral, de Frank Auerbach a Stevie Smith, la irremplazable gesticulante. Y acentúan apenas –atenúan– esa urbana incredulidad que ronda las contratapas.
Luis Chitarroni
En Retratos ciegos, una zapatilla tirada en la calle le pregunta a la otra: contame… ¿de dónde venís?
Hoco Huoc
Del cuerpo papel/dibujo, al cuerpo papel/palabra –donde un ojo pierde la vista, el otro lo repone deformado– el pasaje es eléctrico, tiene la velocidad del deseo. Más allá de la fulgurante revelación poética de Carri y del trabajo asombroso y espectral en las imágenes de Laffitte, el dibujo/poema –esa conversación– es la singularidad, la criatura del cuerpo prodigioso: forma, palabra, recuerdo/mirada, línea, sexo/mancha, risa, piel; galvanizados. Así la criatura abre la boca y nos muestra su lengua intrépida.
Mercedes Araujo
Prensa
María Paula Zacharías para La Nación: https://www.lanacion.com.ar/cultura/berlin-buenos-aires-dos-amigas-y-una-correspondencia-nocturna-con-los-ojos-vendados-nid06072021/
Dolores Pruneda Paz para Télam: https://www.telam.com.ar/notas/202105/554334-carri-estamos-viviendo-un-momento-muy-tanatico-y-hay-que-aprender-a-vivir-con-la-perdida.html
Un poema
16.
No tenía que suceder, eso está claro
pero sucedió
su concha despojada bañándome los ojos
cabalgándome los maxilares
embadurnándome las pupilas.
No sé quien lo pidió, ahí nos encajamos
los poros de su piel donde alguna vez hubo pelo
tan, tan hambrientos, la ausencia los volvía voraces
la falta los hacía fuertes.
Me succionaron las arrugas de los labios
sobre los dientes soltaron partículas eléctricas
titanes incansables de fuerza estrafalaria
sacaron sangre de las encías
líquido viscoso descendiendo desde mis ojos
la concha pálida,quebrada la imagen
de contornos serpenteantes
acondicionada en la finura de un agua clara.
El miedo a todo, los poros ávidos
famélicos guerreros, luchadores incansables del deseo
me trituraron la lengua, pedacitos en el sillón
en las sábanas al suelo,
el perro los olisqueaba, con desconfianza
algo no le gustaba, sabían a algo temerario
o algo endemoniado, quien sabe.
Las papilas mortificadas buscando asistencia, ardidas
empapadas de palabras charlatanas me contaban
de una piel sobre otra piel
excitándose con el milagro
todo mi cuerpo agnóstico
derribado en esos minúsculos
microscópicos, feroces
huecos tragones.
Sus poros: mi comedia.