Ya se ha dicho que la obra de Foucault es periodismo radical. Cabría decir que Daniel Link se inscribe en esa línea. No porque sea un periodista, sino porque es periódica su teoría de la modernidad: un movimiento orientado hacia el movimiento y que, sin embargo, retira de los impasses de la hora la energía para un nuevo ciclo. He allí el núcleo del periodismo radical. No busca descubrir una verdad velada sino interrumpir el velamiento (y hasta el velorio) de una norma extinguida. El periodismo radical descansa en una decisión sin referentes. Abandona la moral agotada y potencia la ética como decisión en el vacío. Es eso lo que le da a la escritura de Daniel Link un timbre propio.