María Gainza – Un Imperio por Otro
$ 1,780
Poesía y Ficción Latinoamericana ‖ 92 págs. ‖ 14 x 21 cm.
Los poemas de María Gainza son un prodigio de invención escalonada, inmediata. Como siempre, el autor de este género previsible, la contratapa, ignora todo acerca de la elaboración, sabe solo un poco del resultado final, del “producto último”. Y este parece convertir toda la dicha de evocar en una magia oportuna, del tamaño de un pájaro, como decía el Borges todavía metafísico y arrabalero.
En Un Imperio por Otro, la enunciación nunca es mansamente anecdótica. Tiene sus filos y sus brillos, sus quebraduras, sus relámpagos de sombra. No nos hacen envidiar los dones de la escritura, que sobran, sino los de una experiencia asombrosa, saturada de conocimientos y sabores en apariencia ínfimos. Hacer las cosas imperfectas y bien. Ah, la envidia, tan luego, esa espesura.
Luis Chitarroni
Descripción
Poesía y Ficción Latinoamericana ‖ 92 págs. ‖ 14 x 21 cm.
Los poemas de María Gainza son un prodigio de invención escalonada, inmediata. Como siempre, el autor de este género previsible, la contratapa, ignora todo acerca de la elaboración, sabe solo un poco del resultado final, del “producto último”. Y este parece convertir toda la dicha de evocar en una magia oportuna, del tamaño de un pájaro, como decía el Borges todavía metafísico y arrabalero.
En Un Imperio por Otro, la enunciación nunca es mansamente anecdótica. Tiene sus filos y sus brillos, sus quebraduras, sus relámpagos de sombra. No nos hacen envidiar los dones de la escritura, que sobran, sino los de una experiencia asombrosa, saturada de conocimientos y sabores en apariencia ínfimos. Hacer las cosas imperfectas y bien. Ah, la envidia, tan luego, esa espesura.
Luis Chitarroni
Prensa
Daniel Gigena para La Nación: https://www.lanacion.com.ar/cultura/maria-gainza-escribo-cuando-quiero-seria-muy-mediocre-como-escritora-profesional-nid31052021/
Mercedes Ezquiaga para Télam: https://www.telam.com.ar/notas/202105/555015-maria-gainza.html
Un poema
EL FRASCO
Te robaste el frasco del hospital,
de recuerdo dijiste.
La tomabas para el dolor
y el dolor no pasaba,
sólo te colocaba
en ese lugar allá lejos,
el rostro mudo de San Jerónimo
con la espalda encorvada
como un signo de interrogación.
Maresca decía:
“Me voy a mirar el cuadrito”
y se tomaba su dosis de morfina.
Tiene el vidrio acaramelado,
el interior de un panal de abejas.
¿Sería eso lo que te gustaba?
Y una etiqueta en cinta
adhesiva deshilachada
donde se lee: cama 1224.
El médico dijo,
de a poco, es muy adictiva,
si no, mire a ese paciente,
ahora que se curó
ya no se puede ir.
Vos me decís
que la tomás sólo de noche
cuando todo es peor
y los viejos gritan Mamita
y nadie los viene a tapar.