Marina Mariasch – Estamos unidas

$ 27,800

Colección Poesía y Ficción Latinoamericana ‖ 80 págs. ‖ 14 x 21 cm.

A

En Estamos Unidas, dos hermanas y una madre se mueven en un mundo sin hombres que poco alcanzan a entender. Porque para ellas todo cambió. Bolas de ruido blanco, desencanto, ilusión e incertidumbre de una época.

Los ‘90. Aunque el comienzo de esa década no tuvo mucho que ver con las imágenes que luego quedarían para siempre asociadas a la misma. Más Plan Bonex que Versace, menos brillos consumistas y más ferocidad primordial en la lucha por la subsistencia. Porque en esos años bisagra para el país miles de adolescentes se largaron a la vida.

Esta novela es el correlato íntimo y a la vez social del fin de una forma de vida y el nacimiento de otra nueva. Marina Mariasch escribió una novela educativa, política y sentimental para volver a pensar y a vivir, y todo lo cuenta desde el fin de la inocencia, la suya, la nuestra.

Fernanda Laguna

No disponible

ISBN: 9789873728280 Colección: Etiqueta:

Descripción

Colección Poesía y Ficción Latinoamericana ‖ 80 págs. ‖ 14 x 21 cm.

A

En Estamos Unidas, dos hermanas y una madre se mueven en un mundo sin hombres que poco alcanzan a entender. Porque para ellas todo cambió. Bolas de ruido blanco, desencanto, ilusión e incertidumbre de una época.

Los ‘90. Aunque el comienzo de esa década no tuvo mucho que ver con las imágenes que luego quedarían para siempre asociadas a la misma. Más Plan Bonex que Versace, menos brillos consumistas y más ferocidad primordial en la lucha por la subsistencia. Porque en esos años bisagra para el país miles de adolescentes se largaron a la vida.

Esta novela es el correlato íntimo y a la vez social del fin de una forma de vida y el nacimiento de otra nueva. Marina Mariasch escribió una novela educativa, política y sentimental para volver a pensar y a vivir, y todo lo cuenta desde el fin de la inocencia, la suya, la nuestra.

Fernanda Laguna

Fragmento

Autoconocimiento

Estábamos en lo de Matías cuando a Esti se le ocurrió la idea. Habíamos fumado un porro gordo porque Mati armaba mal, con los dedos torpes y el papel arrugado. En cambio, Esti armaba unos finitos iguales a su pija. Pero había armado Mati porque era su semilla y quería hacer alarde. Era una idea no tan idiota como las que suelen salir cuando uno está fumado. No involucraba relaciones de parentesco entre Alf y Narizota. No tenía que ver con la pregunta acerca del destino final de los espermas perdidos en el universo. Ni siquiera incluía sexo.

Esta vez, Esteban había sintonizado con su faceta etrusca y se le ocurrió un negoción. Yo lo vi por primera vez como alguien digno de mi amor: los ojos le brillaban y fue fácil imaginarlo con un auto también lustroso, pasándome a buscar para agarrar la ruta sin saber destino, y con camisa. Pero al final, como siempre, el negocio nos alejaría. Todo empezó esa noche, en la casa de Mati,  con Esti y conmigo, y desde el principio estuvo claro que alguien estaba de más.

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